Lo que somos hoy en todos los niveles, bien sea en el profesional y económico, bien en el aspecto afectivo o bien en el estilo general de vida , aunque nos cueste creerlo, es justamente lo que un día imaginamos que llegaríamos a ser. Si uno se reinventa dentro, todo se transformará afuera.
La actitud que uno elige impregnará la atmósfera psíquica en la que vive.
El asunto es acordarse a lo largo del día de que se ha elegido, un enfoque que convierte el inconveniente en virtud. Una actitud de indagación permanente. ¿Cómo acordarse de tal propósito a lo largo de la jornada? Tal vez, convenga comenzar el día dedicando el primer pensamiento al Universo y al sentido profundo de nuestra vida.
¿Para qué vivo el día de hoy?, ¿qué sentido tiene mi vida?, ¿qué propósito vital, decreto manifestar durante la jornada? Uno observa que esta manera de recordarse a sí mismo permite no olvidar que la vida es mucho más que resolver las necesidades de nuestro organismo físico y social. Trazar cada mañana el puente a lo Real, revela una dimensión trascendente de la existencia e hilvana la diversidad de las formas con un hilo de luz-consciencia. El punto de Infinitud comienza a estar en nuestras manos. Y eso merece atención sostenida.
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