El momento más oscuro de la noche de la vida, ocurre un instante antes del amanecer.
Vicente Ferrer
Cuando uno experimenta en el mismo día una pizca de frustración y otra de esperanza, un punto de crispación y otro de sosiego o bien pinceladas de incertidumbre y más tarde de confianza, se puede preguntar, ¿existe algún estado mental que realmente permanezca? La respuesta es obviamente No.
Lo mismo sucede con las sensaciones y las emociones. La respuesta sigue siendo No.
Lo único que tenemos es el presente.
En el Universo infinito todo es movimiento.
Cuando uno sufre, conviene que observe su dolor y también, cómo tras él, brota la esperanza. No hace falta que dediquemos gran esfuerzo para superarlo, ni que hagamos grandes ingenierías en la mente confusa por la tormenta. Simplemente, cuando llegue la noche oscura del alma, fluyamos hacia adelante y dejemos que lo próximo llegue y que, de todo ello, uno suavemente aprenda. Todo son vivencias que acontecen en la gran espiral de la experiencia. Confiemos en el cambio. El dolor es transitorio y forma parte del diseño, como lo puedan ser el placer y la satisfacción plena.
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