Si siembras un pensamiento cosecharás una acción.
Si siembras una acción cosecharás un hábito.
Si siembras un hábito cosecharás un carácter.
Si siembras un carácter cosecharás un destino.
El Tibetano
Creo en mí... La vida me brinda oportunidades para mi crecimiento personal y espiritual... Soy capaz, me quiero, me amo...
La carrera hacia un nuevo destino comienza por algo tan aparentemente efímero como lo pueda ser un solo pensamiento.
Se trata de tomar conciencia de que tan sólo el hecho de pensar y nombrar qué y cómo quiere uno vivir, y qué y cómo quiere uno ser, aunque parezca pequeño y utópico, supone la gran cimentación del futuro. Todo comienza por aprender a pensarse bien.
Soy totalmente capaz de lograr lo que me propongo.
La vida me ofrece constantes oportunidades de sentirme bien.
Las ideas llevan a la acción. Actuamos como pensamos. A medida que la acción se repite una y otra vez, la mente tiende a crear un hábito.
Y a medida que se asimila un conjunto de nuevos hábitos, no tarda también en brotar un nuevo carácter al hacer las cosas.
Si una persona aprende a pensar que cada problema que surge no sólo viene acompañado de soluciones, sino que además le proporciona extraer crecimiento y apertura de nuevos horizontes, se convertirá en una persona estrella.
Las personas estrella se expanden ante los problemas porque los piensan como un juego sembrado de oportunidades.
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