En la vida no hay cosas que temer. Sólo hay cosas que comprender.
Marie Curie
El hecho de aceptar “lo que hay”, produce una gran paz en el alma. Desde que somos bebés, sabemos que el dolor forma parte del juego del crecer. Sin embargo, esto no determina que permitamos la elaboración de discurso negativos de nuestra mente. Cuando se sienta miedo, obsérvense las memorias que maneja nuestra mente y, en seguida, procedamos a construir una opción más sana. Se trata de momentos en los que lo nuevo quiere florecer. El miedo sano nos protege de lo que puede suceder y nos conduce a la acción neutralizadora de aquello que amenaza. Por el contrario, el miedo patológico que parece carecer de solución, nos paraliza y bloquea, generando pensamientos obsesivos que no resuelven y nada aportan.
Abramos la ventana al mundo y renunciemos a la felicidad. Para ser feliz, tal vez, haya que liberarse de la esperanza de ser feliz. Lo único que tenemos es el ahora. Lo importante es observar nuestra propia mente y sus vericuetos. Y más tarde, agradecer por adelantado.