Si la única oración que dijera en toda su vida fuera: ¡Gracias!, bastaría.
Maestro Eckhart.
Si se practica el dar gracias tras todo aquello que nos suceda, sea del signo que sea, se alcanza la paz profunda de nuestra alma.
Cuando decimos "Gracias", la mente subconsciente elimina, de manera sutil, el virus de las quejas.
Si uno da las gracias en todo momento y a toda persona, sucederá que, poco a poco, se sentirá merecedor de realizar sus sueños y observará que la vida le devuelve la gratitud que regala. De pronto, sentirá corrientes de esperanza, anunciando posibilidades de todo lo que uno anhela.
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