07 marzo 2010

TEMPLANZA


Haz silencio a tu alrededor si quieres oír cantar a tu alma.
Arthur Gaff

El verdadero silencio es algo que tiene más que ver con lo que se produce en el interior de la mente, que el hecho de mantener la boca cerrada.

La mente, al igual que las aguas, vive agitada en las superficies y sosegada en las profundidades. Cuando nuestras emociones se enturbian, se opaca la transparencia y se bloquea el rayo de lucidez que trata de atravesar por entre sus ondas. Sin embargo, cuando la tormenta pasa y las aguas se calman, se percibe el fondo con toda su quietud y claridad. El silencio pacifica la mente, sosiega los pensamientos y revela la profundidad de la esencia.

El cultivo del silencio no sólo permite aflorar soluciones insospechadas a problemas del camino, sino que también amplía horizontes y facilita el orden de las cosas.
El silencio es algo más que un lujo del alma. En realidad, es una necesidad neurofisiológica que reorganiza complejos procesos de nuestras neuronas.

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