27 febrero 2010

ACEPTACION SIN QUEJA




Dejo de resistirme a lo que rechazo de mí, también soy eso.
Simone de Beauvoir.

Hay una gran diferencia entre "desahogarse" y "quejarse". Mientras que quien se desahoga vacía la tensión poniendo palabras a una situación dolorosa, la queja, por el contrario, niega el propio poder y se resiste a aceptar y a asumir la realidad que toca.
Todo problema tiene solución, como todo veneno su antídoto. Sin embargo, si la solución posible no es inmediata o si ésta, todavía, no se deja ver porque tiene la puerta bloqueada, conviene aceptar la situación con urgencia de modo que la presión emocional no arrastre a todo el sistema y el único escape que pueda vislumbrarse sea una estéril queja.
La queja es regresiva porque paraliza la acción y bloquea el futuro. La queja señala que algo en la mente del que la padece, todavía no acepta la frustración producida por las expectativas previas. ¿De qué sirve quejarse? A nadie beneficia el canto mediocre de alguien que se autoniega. Todos sabemos que si el problema tiene remedio, lo que debemos hacer es actuar, y si no lo tiene, recordemos que la copla quejumbrosa ni resuelve ni mejora, en todo caso, ofusca y oscurece bloqueando las brisas del alma.

Lo que hoy rodea a nuestra vida es el resultado de nuestros sueños y creencias pasadas acerca de lo que un día lograríamos y mereceríamos. Conviene pensar que, para cambiar la vida y vivir en la paz próspera, merece la pena olvidar la suerte. Mejor será cambiar nuestros pensamientos y sintonizar con el yo profundo. En realidad, una vez devenimos conscientes, resulta posible reinventar nuestra existencia.

Si tiene remedio, ¿por qué te quejas?
Si no lo tiene, ¿por qué te quejas?
Henry Ford

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