El estrés nos empuja y nos desequilibra.
El miedo y las autoexigencias son los peores enemigos de nuestro pensamiento, y por ende, de nuestra vida.
Sé impecable con la palabra. Las palabras poseen una gran fuerza creadora, crean mundos, realidades y, sobre todo, emociones. Las expresiones de queja nos convierten en víctimas; las crítica, en jueces prepotentes. Si somos conscientes del poder de nuestras palabras, de su enorme valor, las utilizaremos con cuidado, sabiendo que cada una de ellas está creando algo.
No te tomes nada personalmente. Cada cual vive su propia película en la cual es protagonista. Cada cual afronta su propia odisea viviendo su vida y resolviendo sus conflictos y sus miserias personales. Cuando te acostumbres a no tomarte nada personalmente, no necesitarás depositar tu confianza en lo que hagan o digan sobre ti las demás personas. Nunca eres responsable de los actos o palabras de las demás personas, sólo de las tuyas propias. Dirás "te amo" sin miedo a que te rechacen o te ridiculicen". Siempre puedes seguir a tu corazón.
Respecto a la opinión ajena, para bien o para mal, mejor no depender de ella. NO TE TOMES LAS COSAS PERSONALMENTE, te convierte en una presa fácil.
No hagas suposiciones. Tendemos a hacer suposiciones y a sacar conclusiones sobre todo. La manera de evitar las suposiciones es preguntar. Asegúrate de que las cosas te queden claras... e incluso entonces, no supongas que lo sabes todo sobre esa situación en particular.
Haz siempre lo mejor que puedas. Verdaderamente, para triunfar en el cumplimiento de estos acuerdos necesitamos utilizar todo el poder que tenemos. De modo que, si te caes, no te juzgues. No le des a tu juez interior la satisfacción de convertirte en una víctima. Simplemente, empieza otra vez desde el principio.
Los obstáculos como oportunidades de crecimiento. Los obstáculos o dificultades que encontramos en el camino son muchas veces una oportunidad para recuestionarnos las cosas y mejorar. La vida está llena de ellos. Si viviéramos estas situaciones como circunstancias "favorecedoras" para nuestro crecimiento, éstas se verían despojadas de los ingredientes de miedo, amenaza, ansiedad o autocompasión que caracterizan al estrés que nos destruye cada día.
Lo que sentimos depende de lo que pensamos. Nuestras emociones dependen en gran medida de nuestras premisas intelectuales, lo que decidimos creer o no creer, los pensamientos que nos permitimos pensar, las palabras que nos permitimos decir, las acciones (destructivas o creativas) que nos permitimos realizar.
No podemos permitirnos el lujo de "no tener tiempo" para tener una vida más larga, sana y feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario