12 febrero 2010

ENTUSIASMO


Nunca es tarde. Si decidimos enamorarnos, llegará el amor a nuestra vida. Y, si por el contrario, pensamos que, dadas las circunstancias y las experiencias vividas, ya no nos podemos enamorar, sucederá que el sentimiento de amor no podrá latir en nuestra consciencia. Pero, en realidad, una cosa es decidir enamorarse y otra muy distinta es pensar que "necesitamos" al otro y del sexo para sentir amor y, por tanto, buscar como hurones por entre sus madrigueras.

Muchas personas piensan que enamorarse conlleva obsesionarse con el objeto de su pasión y experimentar un baile de hormonas que más se parezca a un "chute" que a un estado de plenitud serena. Sin embargo, vivir en-amorado es vivirse fluyendo en la corriente de afinidad y empatía con la vida junto a otros seres que ríen y lloran. Vivir enamorado, en realidad, es vivir entusiasmado.

Para estar enamorado no hace falta que exista una persona única y especial porque cuanto más enamorados estamos, más especiales son los amigos y hermanos de la vida, más interesantes son los desconocidos, los animales y las cosas, más belleza vemos en el cielo y en la tierra y más conscientes somos del alma del mundo que nos cohesiona y rodea.
Cuanto más enamorados decidimos estar, más sentido tiene sentarse a respirar, contemplar los pensamientos y permitir que las corrientes de vida circulen por el cuerpo y la cabeza. Se trata de un estado de conciencia que permite ver, cada día, un mundo nuevo aunque, a veces, parezca que no pasa nada.

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