Analizar las situaciones, planificarse y aprender a relajarse son básicos para no desesperarnos.
Ser consciente del problema. De esta forma, seremos capaces de intentar mejorar y de marcarnos pequeñas pruebas. Además, estaremos más dispuestos a ver qué es lo que realmente nos impacienta.
Aprender a relajarse. Cuando veamos que una situación puede desbordar nuestra impaciencia tenemos que ser capaces de relajarnos. Contraer los músculos y, en seguida, relajarlos y respirar lenta y profundamente son maneras fáciles de calmarnos.
Ser consciente del problema. De esta forma, seremos capaces de intentar mejorar y de marcarnos pequeñas pruebas. Además, estaremos más dispuestos a ver qué es lo que realmente nos impacienta.
Aprender a relajarse. Cuando veamos que una situación puede desbordar nuestra impaciencia tenemos que ser capaces de relajarnos. Contraer los músculos y, en seguida, relajarlos y respirar lenta y profundamente son maneras fáciles de calmarnos.
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